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Economía circular del plástico en Colombia: avances, brechas y caminos posibles

Bogotá, 9 de junio de 2025. (@CEMPRE_COLOMBIA). La sede de las Naciones Unidas en Bogotá fue el escenario de una conversación sobre el rol del plástico en los desafíos ambientales y económicos del país, en el marco del Día Mundial del Medio Ambiente. Bajo la consigna global de poner fin a la contaminación por plásticos, el encuentro reunió a voces del Gobierno colombiano, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la cooperación internacional, la industria, el sector de servicios públicos y organizaciones técnicas, con el fin de visibilizar avances, reconocer brechas y proponer caminos posibles para acelerar la economía circular del plástico en Colombia.

La Ley 2232 de 2022 marcó un hito nacional al establecer un marco estricto de metas de recolección, aprovechamiento y reincorporación de envases y empaques plásticos, así como en productos plásticos de un solo uso. Esta se ha complementado con el Decreto 2192 de 2023 y la Resolución 803 de 2024, que establece los lineamientos técnicos para su aplicación. Sin embargo, como coincidieron los participantes de este encuentro, la distancia entre la norma y la realidad territorial es aún amplia, y cerrar esa brecha requiere capacidades institucionales, inversiones, voluntad política y, sobre todo, articulación. No se trata únicamente de un asunto regulatorio, sino de transformar un modelo económico que históricamente ha operado de manera lineal, y que hoy debe dar paso a esquemas más eficientes, inclusivos y regenerativos.

El evento abrió con las palabras de Mireia Villar, coordinadora residente de la ONU en Colombia, quien resaltó que la contaminación plástica está estrechamente ligada a la triple crisis planetaria: cambio climático, pérdida de biodiversidad y contaminación. Señaló que se requieren acciones coordinadas y urgentes, destacando el papel de Colombia en la adopción de marcos normativos como la Ley 2232. A continuación, el viceministro de Políticas y Normalización Ambiental, Mauricio Cabrera, reafirmó el compromiso del Gobierno con su implementación, subrayando que el verdadero desafío está en traducir la norma en acciones concretas en el territorio. Destacó avances como los planes de reconversión productiva, la reglamentación técnica y el fortalecimiento del control ambiental, pero advirtió que su efectividad dependerá de una articulación real con los actores locales y de la cadena.

Luego, Dolores Barrientos, representante del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) en Colombia, ofreció un mensaje que marcó el tono de la jornada: “Por primera vez, la decisión del consumidor es una gran solución. Si dejamos de usar productos de un solo uso que no son prioritarios, estaremos dando un paso real hacia el cambio de una economía circular”. Su afirmación pone en evidencia el potencial transformador de las decisiones cotidianas, que, aunque individuales, tienen un impacto colectivo profundo si son respaldadas por marcos que las faciliten.

Durante el conversatorio principal, moderado por Laura Reyes, directora ejecutiva de Cempre, participaron Carlos Jairo Ramírez, coordinador de gestión de residuos y pasivos ambientales del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible; Ana María Beltrán, analista de bajo carbono en ICLEI Colombia; Diana Alzate, gestora de proyectos de normalización de ICONTEC; y Edgar Cataño, consultor experto en servicios públicos. Cada intervención dejó ver un aspecto del ecosistema circular que Colombia necesita construir desde el marco técnico y normativo, pasando por el rol de los gobiernos locales en la planeación territorial, hasta la urgencia de rediseñar modelos de negocio que hoy incentivan la disposición final antes que la valorización.

Uno de los puntos recurrentes de la conversación fue la necesidad de cerrar las brechas de infraestructura para el aprovechamiento del plástico, especialmente en zonas costeras y en ciudades intermedias. También se hizo énfasis en el papel de la normalización como herramienta para garantizar transparencia y trazabilidad. Se mencionaron normas como la NTC 6632, que certifica el contenido de material reciclado en productos, y otras que permiten evaluar el potencial de reciclabilidad, los flujos de materiales y el desempeño ambiental del empaque. Además, se insistió en la importancia de fortalecer capacidades institucionales, articular a los recicladores de oficio, formalizar eslabones de la cadena y generar condiciones habilitantes para nuevas inversiones.

Aunque los retos son grandes, las oportunidades también. Existen iniciativas piloto como Circular City Labs en Medellín, que promueven la retornabilidad y el ecodiseño, y experiencias exitosas de reincorporación de resina reciclada por parte de la industria nacional.

Transformar el modelo del plástico en Colombia requiere el compromiso de todos los actores que hacen parte de su ciclo: productores, consumidores, recicladores, gobiernos locales, empresas, academia y ciudadanía. Solo mediante una acción conjunta será posible reducir la presión sobre los ecosistemas, generar empleos dignos y convertir los residuos en oportunidades de valor. Avanzar hacia una economía circular implica dejar atrás enfoques fragmentados, asumir los cambios normativos con claridad y poner los recursos al servicio de soluciones concretas.

Reviva el conversatorio completo, en el siguiente enlace: https://www.youtube.com/live/nQrv452vvcc?si=HL7XD847749qG1ON

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